María Inmaculada
Nuestra Congregación, desde su inicio, está consagrada a María. Ella, en su Inmaculada Concepción, es para nosotras modelo de comunión. Da nombre a nuestra familia religiosa, es nuestra protectora y madre.
La Inmaculada es y significa la victoria frente al poder disgregador del pecado. La Iglesia nos la presenta como modelo de comunión, recreadora del proyecto de persona nueva que Dios tiene para la humanidad. Ella despierta el corazón filial que duerme en cada ser humano y lo hace crecer en fraternidad.
Como María, las Misioneras de la Inmaculada Concepción colaboramos en el plan salvador del Padre, abiertas a su voluntad y en servicio a los hermanos. Queremos hacer presente a Cristo en el corazón de las personas y grupos sociales. María es nuestro modelo en el seguimiento de Jesús Misionero y de su encarnación entre los pobres.
Nos impulsa hacia una integración de nuestro ser y nos capacita para una relación armoniosa con nosotras mismas, con Dios, con nuestros hermanos y con la naturaleza. Su presencia, alienta nuestra vida.
La devoción a María, en su Inmaculada Concepción, que deseamos vivir, transmitir, e impulsar, nos invita a vivir en transparencia el querer de Dios sobre nosotras y sobre nuestro mundo; a ser testimonio de gratuidad, de armonía; a comprometernos a colaborar en la acción transformadora del mundo para que la HISTORIA se vaya convirtiendo en REINO DE DIOS.